¿Y si dejáramos de ver la vida como una lista de errores y aciertos?

Muchas veces, cuando comparto que no me arrepiento de nada en mi vida, la gente se sorprende. Algunos me preguntan si no siento que he cometido errores o si no cambiaría algunas decisiones.

Y siempre respondo lo mismo: en cada momento actué lo mejor que pude. Y lo que soy hoy es el resultado de todo lo que he hecho, sentido y vivido.

Porque la vida no es aciertos y errores, la vida es un camino de aprendizajes.

Cuando tomamos decisiones, lo hacemos desde quienes somos en ese instante: con nuestras heridas, miedos, conflictos, creencias, patrones y necesidades.

A veces actuamos o no desde el dolor, otras desde la carencia… pero siempre es desde lo que sentimos o podemos hacer en ese momento, y pese a que algunas decisiones nos duelan o hagan sentir mal en el mismo momento o tiempo después, es lo que necesitábamos hacer para sobrevivir.

¿Qué podemos hacer para cambiarlo?

Para mí, lo fundamental para transformar esto no es culparnos, castigarnos ni prometernos que “la próxima vez lo haré de otra manera”, porque si no hemos sanado o trabajado aquello que nos llevó a actuar así, lo más probable es que repitamos el patrón, aunque el escenario cambie -te lo dice alguien que ha vivido muchas veces esa película-.

La clave está en observarnos con amor y sin juicio. Y preguntarnos lo siguiente para encontrar lo que se esconde detrás de esos “errores”:

💭 ¿Qué había detrás de esa decisión?

💭 ¿Por qué no supe poner límites?

💭 ¿Por qué hice algo que no me hacía sentir del todo bien?

💭 ¿Qué miedo me frenó o me impulsó?

💭 ¿Por qué no hice o dije algo…?

Cuando entendemos desde dónde decidimos o actuamos en esa situación, nos perdonamos y podemos transformarnos. Y sólo desde ahí -desde el amor y la responsabilidad- para la siguiente vez, podremos actuar desde una mayor coherencia interna.

Todos tenemos patrones y heridas muy profundas que necesitan tiempo para transformarse y sanar. Así que la próxima vez que “caigas” en ellos, no te lastimes castigándote, abrázate, toma responsabilidad, hazlo lo mejor que puedas y… aprende.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *